domingo, 9 de agosto de 2015

EL AUTOCASTIGO Y EL VIRUS CULPA
  Sales una noche a cenar, con tus colegas, vais a un karaoke, te tomas unas copas de más y haces el payaso. No pasa más que una anécdota. Si esto se repite cada fin de semana, tienes un problema. Y voy más allá; si además es con premeditación, que sabes a ciencia cierta que si vas a ese sitio no vas a poder evitar beber…Entonces tienes una crisis de  identidad; te haces daño voluntariamente por una razón:  Te culpas por algo y por eso te dañas; Pero si además de saber que en ese sitio te vas a emborrachar, coges la moto o el coche y vas a otro lugar a seguir la juerga, y de regreso vienes conduciendo, arriesgando tu vida…Claramente tu vida está en un caos.
Aquí sí que necesitas ayuda. Estás afectado por el virus Culpa. Culpas a alguien por algo y para hacerle daño te lo haces a ti mismo. Te castigas para castigar a esa persona a quien culpas de aquello que te pasó y que marcó tu vida para siempre.
Bienvenido al Caos.
Lo primero que tienes que saber es que la culpa es una estructura de pensamiento antigua y obsoleta. Fue creada en el pasado para castigar a los que molestaban y a veces para tener en quien descargar castigos sin motivo. Piensa, en las sociedades antiguas aquellos que cometían delitos eran castigados, con la cárcel y/o la muerte y muchas veces se culpaba a pobres inocentes para salvar al verdadero culpable que era rico o con poder. Con el paso del tiempo se inventó la cárcel para rehabilitarlos; y ¿Cuantos has visto tu que se hayan rehabilitado al salir de la cárcel? ¿Tal vez un 10%?
Hoy en día declarar a un delincuente culpable no sirve de nada, ya se aprecia en las noticias. Volvamos a nuestra explicación.
Esta estructura de pensamiento la hemos asimilado a través de la educación, de la religión, de las costumbres…Y hemos aprendido que si haces daño eres culpable. Ya desde bebés nos lo enseñan, un bebé pega a otro y lo primero que escucha es ¡Malo! Eso no se hace. Es verdad que no se debe hacer, pero no es malo por eso. Mientras crecemos nos vamos nutriendo de este comportamiento, y si algo que hayas hecho implica un trauma, es que mucha gente de tu entorno más íntimo te ha nombrado culpable y tú te lo has creído. Continúas creciendo y ese pensamiento sigue en ti, y de vez en cuando aparece, te duele y empiezas a hacerte daño para que deje de doler.
    A poco que lo piensas te das cuenta que en realidad el culpable no eras tú sino aquellos que te señalaron públicamente como tal, y como suelen ser personas allegadas, un padre, una madre, un hermano, un hijo; sigues haciéndote daño para castigarlos, porque sabes que tu daño les afecta.
    Al mismo tiempo en toda situación incómoda hay tres papeles a interpretar: el bueno, el malo y el juez. El juez puedes ser tú mismo o la otra persona, es quien dicta sentencia. Si el juez te adjudica el papel de bueno, serás el mártir: “pobre de mí, con lo bueno que soy y que me pase esto”; si el juez te adjudica el papel de malo, serás la víctima: “me merezco sufrir, he de purgar mis errores” Esta es la estructura que debemos desechar.
   Entonces lo segundo que tienes que saber es que la culpa no existe, existe la RESPONSABILIDAD de los hechos. Cada relación, sea de la índole que sea, es una coproducción, la creamos entre las partes. No hay relación filial si no hay un padre y un hijo; y así con todas las relaciones. Cada parte tiene un porcentaje de responsabilidad, si son dos, es al 50%. Tú eres responsable de tu 50% y la otra parte de su 50%, tanto si hace como si deja de hacer. Hacer más de tu 50% implica un sobreesfuerzo inútil, y hacer menos, una dejadez absurda.

Conclusión: ocúpate de tu parcela, de tu 50%. No hagas más ni dejes de hacer, sólo implícate en tu porcentaje y hazlo lo mejor que puedas. No eres peor hijo por dejar a tu madre sola un domingo, no eres peor padre por decirle a tu hijo que busque su camino fuera de casa, no eres peor hermano por pedir tu parte de la herencia. Tú tienes derecho a ser tú mismo y a buscar tu bienestar; recuerda que si tú estás bien todo tu entorno estará bien. Si tú estás incómodo, todo tu alrededor también lo estará; y a ti no te gusta eso ¿Verdad? Ni víctima ni mártir; RESPONSABLE DE TU PARTE